Latinaje: espejo de Cazzu


Latinaje Cazzu

Un tributo a América Latina: eso es el trabajo más reciente de Cazzu. Ritmos populares, caribeños y de raíz afro (bachata, balada, merengue dominicano, funk brasileño, salsa, corrido tumbado), corrientes tradicionales regionales (chacarera, cumbia, bolero, copla, tango y otros), junto a vertientes actuales de la electrónica, se dejan escuchar con soltura y naturalidad.

Es Cazzu entregada al folclor, sin apartar su esencia como intérprete de nueva música urbana. Latinaje suena a raíces y al presente, al campo y a la ciudad. Y a esto se suman las letras llenas de sinceridad: de sus emociones, desamores, de crítica social, de toda la visión que tiene la artista acerca del mundo. El álbum le da la mano al oyente para que sea parte de ese espacio íntimo que, a veces, puede ser desgarrador, romántico, maternal o reflexivo. Es difícil quedar indiferente a las canciones, no sentir empatía con algún personaje o una situación narrada. Cada pieza interpela, invita al autocuestionamiento.

El disco abre con una copla en la saturada voz de la intérprete, en medio de una ambientación de trap. Esa mezcla entre tradición y sonido urbano, de un minuto, es apenas un abrebocas. Como es sabido, los artistas actuales vienen abrazando los sonidos de sus tierras, pero la diferencia siempre será en la forma como cada uno los aborda. Es en el estilo donde se encuentra la diferencia: en los arreglos, la narrativa, la orquestación, los ritmos, instrumentos, voces, entre otros elementos.

Por supuesto que la producción de Nico Cotton es un valor añadido para un registro que seguro será una referencia en las listas de discos de 2025. Latinaje parece mirar más allá de la inmediatez de la industria y los tiempos digitales para inscribirse como una obra a la que hay que volver porque, a su manera, también habla de identidad latinoamericana.

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