Esta nota salió, primeramente, en El Miope
El percusionista venezolano vino a su país para presentar su más reciente álbum. El lugar del evento fue El Marchante, donde ofreció un concierto
Por Mercedes Sanz
Después de diez años sin visitar su tierra natal, el músico caraqueño Gerardo Rosales vino especialmente para presentar su nuevo álbum: La Vintage. The sound of the old school. El disco consta de diez temas que recorren la salsa al estilo de los años setenta, el latin jazz, y creaciones más actuales que coquetean con el rap, la electrónica, entre otras tendencias.
Radicado en Países Bajos desde 1993, el percusionista cuenta con una trayectoria que se remonta a los años ochenta. Ha tocado con una variedad de artistas de diferentes corrientes y generaciones y, como líder, ha formado distintas propuestas orquestales.
Experimentos y fusiones a partir de la salsa, las músicas tradicionales venezolana y latinoamericana, y el jazz latino se pueden escuchar en todos sus trabajos. De ahí que los planteamientos sonoros del Señor Tambó -como le dicen- sean considerados vanguardistas. Es por eso que no se puede encasillar su sonido en una vertiente salsera en específico. Si algo caracteriza al músico es su constante búsqueda y sus riesgos, lo cual queda demostrado en los veintiún registros que hasta ahora tiene.

Una rumba se armó con el percusionista y músicos invitados. Cortesía Ana Febres
Compositor, director, arreglista, productor, cantante y percusionista, Rosales es de los pocos salseros venezolanos que se están reinventando y La Vintage es un ejemplo del incansable proceso creativo. Este disco es una producción independiente y demuestra, una vez más, la versatilidad del autor y sus ganas de crear, enfocado en el presente y el pasado.
El álbum abre con la pieza “La Vintage”, cantada por el cubano Eduardo “Coco” Alfonso. Una salsa brava con aguerridos trombones. El resto de las piezas también sigue la línea de esta música latina de la vieja guardia: “Leidy C”, “Dale pa’fuera”, “En esta esquina”, “Dámela”, “Pachanga Tik Tok”, “JCVF” y la versión de “Jazzy” (de Willie Colón). Mientras que “Muevan SQ” es una suerte de parodia de la salsa choke, con rapeo y cumbia. Y el otro número especial es “Sublime chachachá”, un chachachá moderno, con tintes chill out, y con un ambiente hipnótico cincelado por el piano eléctrico de Manuel Alejandro Rosales (hijo de Gerardo Rosales).
La Vintage también es el nombre del reciente proyecto del percusionista caraqueño, constituido por músicos latinoamericanos y europeos, residenciados de igual manera en Países Bajos. En los créditos se leen los nombres de Eduardo Alfonso (voz y güiro), Lauriane Ghils (bongó, campana y coro), Nique Quentin (tumbadora), Evelyn Vera Gallardo (piano y güiro), Christian Smalt (bajo), Manuel Alejandro Rosales (piano y voz), Nacho Navarro y Maarten Combrink (trombones).
En la producción se escuchan descargas de tumbadoras y bongós, exquisitos solos de piano eléctrico, trombones abrasivos, ensayos lúdicos que invitan a entrar a las redes sociales, narraciones que hablan del lado positivo del barrio y de experiencias personales del director; evocaciones a los sonidos de Joe Quijano, Los Dementes y esas orquestas que marcaron al Señor Tambó. Es un material que abriga el ayer y mira el hoy.
-¿La Vintage es tu nuevo proyecto?
-Bueno, La Vintage es una manera de vivir, por eso se llama así. Yo me di cuenta de que con los años, ¡claro!, lógicamente, yo me estaba poniendo más viejo (risas), y seguí conservando mis discos, mis cassettes y los cambios de tecnologías. Entonces, mis instrumentos de percusión han ido envejeciendo conmigo también, y me di cuenta de que todo fue cambiando. Ahora los cueros son de plástico, las láminas de las campanas tienen más resonancia. Cambió el sonido, el mercado, y yo me fui adaptando a los cambios, a ser parte del nuevo mundo, y siempre mantuve mi sonido.
Hace nueve años grabé mi disco Salsa vintage en estudios análogos, y yo quería seguir sonando como tradicional, con ese sonido de los años sesenta o setenta. Pero La Vintage nace después de la pandemia. Primero, tuve un septeto con vibráfono, pero lo cancelé porque el vibráfono es muy fastidioso para moverlo y no todo el mundo lo toca bien. Y dije: “Voy a hacer esto con dos trombones”. Y bueno, quise hacer salsa vieja, con composiciones mías, y salsa más a ese estilo que se hizo en Venezuela en los sesenta, como Los Dementes, Sexteto Juventud. Yo hice un disco tributo a la salsa venezolana.
Pero en estos últimos tiempos estaba viviendo, la mitad, manteniendo lo que yo siempre he sido, y la otra mitad, con las cosas de hoy en día. La Vintage no es solamente un disco, sino mi manera de vivir reflejada en canciones. Entonces, ese sonido del disco refleja quién soy yo. He contado con un equipo en Holanda que tiene mística para ensayar. Son buenos músicos. Y la mayoría son letras mías y otras con colaboraciones.

Artistas invitados acompañaron a Gerardo Rosales
-Hay una versión de “Jazzy”. ¿Por qué ese tema en particular?
-Sí. Porque refleja ese sonido de los trombones de los años setenta, y como todo el mundo le hace homenaje a Héctor Lavoe, yo no quería tocar “El cantante” y “Todo tiene su final”. Eso lo hace todo el mundo. La intención es que esa época esté presente, pero opté por canciones menos conocidas. El grupo tocó junto, en una sesión en estudio, esa pieza.
-Háblame de “JCVF”, Jesucristo Vitamina Fe
-Es de un compositor, Ricardo Guerrero, que vivía en El Valle, pero falleció. Empezamos a grabar un proyecto juntos con Isaac Narváez, pero se perdieron los archivos y yo vine a conseguirlos en la pandemia. Y le dije a Isaac: “Vamos a terminar esta canción, que empezamos en el 2008”.
-¿Es un álbum con temas que se hicieron en distintas fechas?
-¡Exactamente!
-Hay otra pieza encantadora: “Sublime chachachá”
-Sí, esa es una canción que hice con mi hijo. Mi hijo toca piano y batería, pero le gustan más otros estilos, que si R&B, reguetón. Tiene 17 años y desde pequeño ya grababa cosas conmigo. Y se llama así porque él se crió oyendo una radio que se llama Radio Sublime, y ponían salsa. La gente que oye esa radio recibe otra información distinta a las radios comerciales.
-¿Tu hijo, Manuel Alejandro, es parte de La Vintage?
-Sí, toca piano en ese tema.
-Hay dos canciones con videos. ¿Harás más trabajos audiovisuales?
-¡Claro! Otra característica de este disco es que tiene diez canciones y las diez van a tener videos en Youtube. Es que hoy en día tienes que hacer videos, porque ya la música se convirtió en algo visual. Y yo estoy invirtiendo en imagen. El primer video fue “Leidy C”, que fue una experiencia que tuve en Cali, Colombia, conociendo a las campaneras. Me inspiré en ella, que es una campanera oficial en Cali. Así como Richie Ray se inspiró en Amparo Arrebato. Entonces, Cali es muy importante en la vida de un músico y en la salsa. Todo el mundo le canta a Cali. En esta oportunidad, yo me inspiro en este personaje. Cuando yo fui a la Feria de Cali, la conocí y me pareció interesante, Leidy Campana. Y allí hay esa cultura de que las mujeres tocan la campana, el güiro, en todos lados. Entonces, yo hice esta canción.

El público gozó con temas del disco nuevo y de álbumes anteriores. Cortesía Ana Febres
-¿La historia de “En esta esquina”?
-Es un retrato de lo que pasa en un barrio, las cosas buenas. Un muchacho jugando pelota con su papá, la gente bailando, la muchacha caminando por la calle, eso puede ser San Agustín, Petare, Catia, el Bronx en Nueva York, El Chorrillo en Panamá, un barrio en Argentina. El barrio tiene esa alegría, acompañada con problemas, por supuesto. Pero no siempre son los problemas los que se imponen, sino la alegría de estar en el barrio. Este video lo voy a hacer en Venezuela.
-¿Y “Pachanga Tik Tok”?
-Es un tema actual. Bueno, yo he grabado cosas dedicadas a los cambios de las tecnologías. En mi disco Son desempleado hice un tema que se llama “El chateo”. Después, en otro disco hice “La pantallita”. Es que ves al mundo a través de la pantallita. Y “Pachanga Tik Tok” es simplemente para que la gente se grabe bailando. Me di cuenta de que la gente estaba bailando reguetón todo el tiempo. Y si bailaban pachanga, era con los temas viejos, que si los de Mon Rivera o Joe Quijano. Entonces, compuse esta pachanga. La nueva forma de que se pegue un tema es que se viralice. Pero tiene el swing de Joe Cuba, de los años sesenta, del bugalú. Tiene de eso que te recuerda al pasado y al presente.
-¿Y “Muevan SQ”?
-Tiene su historia. Yo grabo a veces con Djs y toco percusión en lugares donde la salsa no llega. Una vez me tocó ser DJ en un lugar grande de puro reguetón para miles de personas. Y yo estaba con salsa y mi percusión. Eso es una cosa muy rara. Bueno, y la gente pasaba y me veía tocando congas. Había un grupo de bailarinas animando eso y me decían que pusiera salsa choke, y yo le dije que no tenía salsa choke. Pero poseía una base de percusión y mi micrófono, y empecé a cantar: “Muevan SQ, muevan ese cuerpo ya”. Y comencé a crear una canción, empezaron a bailar, así como “El meneíto”, pa’la izquierda, pa’la derecha. Y dije que tengo un tema aquí para la gente joven, no para mi generación. Tengo 58 años.
-Empezaste a improvisar allí.
-Sí. Cuando me fui para la casa, dije que tenía un buen tema. Decidí arreglarlo y me metí en el estudio. Entonces, yo hice mi salsa choke que se parece al ritmo pilón de Cuba y también tiene de la cumbia. Y lo han hecho popular en Colombia, pero es muy electrónico, y yo usé percusión real. Pasa que los seguidores de Gerardo Rosales pensarán que ¡esa canción es una mierda! Me refiero al territorio del salsero bravo. Pero, por otro lado, me abro a las alternativas y a lo nuevo, al público menor de 30 años. Y como esta gente joven me ven en las redes, me ha funcionado. “Pachanga Tik Tok” es pa’los bailadores, “Muevan SQ” pa’la gente joven, “JCVF” para los que tienen una fe, “La Vintage” para los salseros duros, “Jazzy” también, y así.

Los asistentes disfrutaron de la clase magistral. Cortesía Ana Febres
-Aparte de Eduardo Alfonso y de ti, hay otro cantante.
-Sí, el de “Dámela”, que tiene la voz grave, es el cubano Eduardo Alfonso, como mencionaste. Y José Gafaro canta“JCVF”. Es de Táchira, ahora vive en Holanda y fue alumno mío de congas. De resto, yo canto todo.
-¿Salsa mundial es, hasta los momentos, el trabajo más trascendental de Gerardo Rosales?
-¡Es tremendo! Con Salsa mundial tardé cuatro años. Fue un disco costoso. Es un disco más complejo. Pero tiene un problema, son temas con arreglos complejos y cuando se tocan en vivo, pueden sonar mal. Y usé voces invitadas. Lo que pasa muchas veces cuando toco esos temas en vivo, los cantantes no están. Es por eso que yo canto mis temas porque me ladillé (risas) de que me piden temas y los cantantes no estén. Yo soy como un compositor underground, un congautor (risas). Cuando estoy en vivo, la gente me pide esas canciones, pero no tengo al cantante. Hasta que un día dije: “¡Bueno, canto yo!”. Y porque los créditos se los lleva el cantante, no el compositor.
-Hay excepciones. Salsa mundial, por ejemplo, se asocia con tu nombre. No se identifica ese disco con los cantantes que están allí.
-Sí, es verdad. Bueno, ese disco gustó mucho en Colombia. En Cali me piden que cante “Quiero ser”, y yo les digo: “Pero yo no sé ese número, no soy el cantante”. Mucha gente cree que soy el cantante (risas). La desgracia de esta época es que nadie lee los créditos.
-¿Cuál es tu evaluación de La Vintage. The sound of the old school?
-Creo que en mi disco hay amplitud de sonidos de la salsa. Es mi disco más fácil, como más comercial, en el sentido de que va dirigido a varios públicos. Y como te dije, hay cosas de la salsa vieja y hay cosas nuevas, pues. Este disco lo grabé en un estudio en Holanda y algunas sesiones las mezclamos en mi estudio casero. Ahora estoy trabajando con dos trombones. Es un álbum que empezó en 2008, el piano de Narváez es de ese año. Y tiene canciones que se hicieron en diferentes momentos.
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